08/03/2016.
Cinco minutos.
Sentada sobre su propia y lánguida sombra,
agarrada a la ligera esperanza,
de su dulce e inquebrantable deseo ,
con el fuerte y fiero a su espalda Cierzo,
solitaria sin quebranto se halla,
mas no perdida, si no descalza,
de aquel o este, con cierto reproche,
oasis del mas solitario desierto,
de todo sueño ligero, de apenas un solo pensamiento,
con la mente fría acaso herida, temblorosa llama de cualquier vela,
abarrotada en sus entrañas de puro fuego,
allí sueña y se enfría, permanece ciega, sirena dormida, gota de cuajada cera,
sin poder verlo como otro ciego,
mas no negarse ya puede, a que le arda el vientre, que le corra la liebre,
a lo que viene, a quien le agrede, de que no siente,
sin poder verlo, aunque este cubierta de silencio,
si se le sale, si se le sale,
se le está riendo, y se le escapa de entre los dedos,
siempre con las mismas palabras de destino incierto,
las que sueñas, la que te regocija,
las de muy adentro, encadenado esclavo,
así se burla, le burla,
desaparece y desvanece,
se burla el tiempo.
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